Muchos años de mi vida me pase diciendo, que tal o cual cosa no me importaba. En un momento de pseudo liberación, llegué a creer que nada me importaba demasiado. Mas, esa sensación, no coincidía con mi actitud, porque en realidad, las cosas, sí me importaban, y mucho. Pero, tenía todo un abanico de acciones para tapar o distraer o intoxicar esa sensibilidad a la cual, las cosas le afectan.
Así podía creerme y engañarme en esa frase, de que nada modificaba “mi estilo”, cuando lo único que estaba haciendo era cegarme y confundirme, ya que todo repercutía sobre mi modo de vivir.
Un día me dije: sí que me importan las cosas, no tiene sentido negarlo.
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