Un día de paseo por Santa Fe

Hay quienes dicen: “Mi vida es terrible, tengo un problemón…” y lo repiten incansablemente (sea existencial, espiritual, social, material, familiar, biológico, histórico, matemático, etc…).
Entonces, se acerca alguien y le contesta: Bueno, a mí me parece que podrías probar por acá… o por allá… bla bla bla.
Y el otro continúa: Tengo un problemón, nadie me entiende… (En el mejor de los casos, porque muchas veces ante una posible solución, las respuestas suelen ser: No te metas en mi vida// que sabes vos?// No es tan fácil como vos lo decís// No me culpes a mí… etc.)
Básicamente porque hay muchas personas que no quieren cambiar. No quieren superar el obstáculo que los reduce a víctimas de sí mismos o de los demás, porque esa definición los justifica, entonces buscan razones o desequilibrios para potenciarlas. Temen crecer, y sólo han aprendido a llamar la atención, a pedir amor, a encontrar su lugar en el mundo, quejándose por su debilidad, confrontando histéricamente con lo que los rodea, o intentando dar lástima, gritando: Pobre de mí…
A los pobre de mí: Hay muchos caminos, lo que faltan son caminantes.
Aceptar el error es cambiar. Perdonar el error (de interpretación, de comprensión, de conciencia) en nosotros y en los demás, es el mejor comienzo.
Importante: Podemos ayudar a quien sea a levantar su carga, pero no podemos llevársela.

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Canto, desesperadamente canto/ con voz de tinta y letra de agonía/ rota por dentro, loca por fuera." Maria Elena Walsh

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