La mayoría de la gente no
sabe decirle que no, al trabajo, al vicio, a la ambición, al odio, al amor, a
la rutina, a la desprolijidad, a la tentación, a la mentira, a sus pasiones, a su ignorancia, a sus limites, etc.
No saber decir que NO, es
simplemente no saber decir que SI.
No entienden el NO, y por
lo tanto condenarán los fundamentos de quien se los diga.
Lo mejor es que en la argumentación
de un No está la semilla del Si, e inversamente, sucede lo mismo. Es una elección
y es personal. Digamos NO a la culpa ajena. Digamos SI a la autocritica.