El miedo no es
indiferente a la pasión, es por “amor” a
algo que supuestamente tenemos miedo, sino no habría excusas, instintos,
razones. Al ubicarlos opuestos se pierde el caos del cosmos, la ansiedad de la
paz, la violencia de lo eterno, el dolor del placer y el sufrimiento de vivir.
Lo que no escribí de lo
dicho, es lo real de lo oculto, lo otro de lo conocido. Atrapar lo inalcanzable
por convicción incierta sobre los roles
del principio como fin.
Resistir o insistir,
ambas son por amor, por movimiento, por incomodidad.
En la ausencia de las
almas, en el después del después: el cuerpo, yéndose.