Me enamoré de lo que me gusta…

"Lo bueno necesita aportar pruebas, lo bello no." Bernard Le Bovier

"Lo que llaman bello, reside únicamente en la sonrisa." León Tolstoi

La belleza no se posee, se descubre. Tal vez sea pretenciosa mi afirmación. Quizá muchos ya lo sabían, pero para mí es toda una revelación entender el porqué de mis deleites. Ahora, he dejado de lado una serie de preconceptos, relacionados a la armonía u otros tópicos, que antes consideraba necesarios. En materia de hallazgos, la originalidad incrementa el gusto por lo des-cubierto.

Rutinita complacida… he venido a destaparte con indisciplina

Ningún sueño es fácil, menos cuando un rumbo eventual, insiste en apoderarse, en tomar el control, en ser el hilo conductor. Es nuestra provocación más sutil, el pretender que su entramado tenga el color de una propaganda fugaz pero convincente. Que haya una razón, un mensaje, una estética. Pero la inercia inapetente, que se percibe durante la esencia y no en su recuerdo, permite que las formas se inclinen hacía las tintas, y no hacía la transparencia del movimiento. Los rompecabezas se vuelven hechos, y las interpretaciones, cabezas rotas. Entre esas grietas, un juego de ases retorna al conocido prisma, que al parecer, podría construir y entender, de que van estas simples luces holográficas. Se comprende el para qué de los sucesos, pero la huidiza estela, exige reincidir, en esas galaxias cercanas. Así, tantas certificaciones siderales, nos agudizan las ideas, sobre el secreto de los animales, ya que ellos, no necesitan mentir, no lo hacen. ¿Saben por qué? ¿Confuso? Menos confuso seria todo, si no lo llenáramos de acciones firmes, constantes, progresivas. Esto no es confuso, es la cúspide del triángulo que se yergue sobre los puntos opuestos que permiten el funcionamiento histórico/social. ¿A qué costo? Quizá ninguno se detenga a pensarlo. Probablemente no haya billetes del tamaño suficiente, en el cual, redactar la posible historia del ser humano, sin tanta humanidad, fuera viable. Tampoco hay palabras para decirlo. ¿De qué se travisten estas perversas y desconocidas mentiras? De sí mismas. Detenerse a concebirlo no lo referencia, sólo nos acerca al lugar en donde los lugares no afirman ni niegan el espacio. El tiempo en donde las directrices se desdoblan. Las vibraciones sin cuerdas. ¿Miedito? Entonces, todavía falta. ¿Incertidumbre? No hay vías para este tren, no hablo del limbo. ¿Ansiedad? Lo eterno no es discurso. ¿Entonces?...

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Canto, desesperadamente canto/ con voz de tinta y letra de agonía/ rota por dentro, loca por fuera." Maria Elena Walsh

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