Al detergente todo le llega

La persona paciente que se ha preparado para serlo, que elige serlo, sabe que espera y sabe lo que espera; y mientras espera, deleita sus ojos en la contemplación del mundo.
El logro definitivo de un ser humano relajado, es disfrutar con la alegría del infinito.
Esto no lo hace menos protagonista, al contrario, lo involucra por completo, en eso que lo está modificando, aprender a esperar.

Humildad y soberbia en la exposición

Hay gente que no puede cerrar la boca, habla y habla sin parar. ¿Es bueno eso?
Si bien todo tiene un límite y acá no estamos para frases hechas… lo cierto es que todo depende de qué se diga, cómo se lo diga y para qué se lo diga, sino, estaríamos al borde de inutilizar las pasiones que crean nuevos horizontes, llevándonos al extremo, que sin duda, generalmente son el reflejo de un prominente dialogo interno.
Oigo que se toma por soberbio a aquel que tiene algo para decir, sea del tema que fuere, y encima lo hace con justificaciones. Un pesado, digamos.
Oigo que el silencio es el punto culmine de la sabiduría, en tanto origen.
Pero no oigo a los soberbios que se creen humildes. Digo, a los apocados que nada tienen para decir, agregar o suponer, ya qué o bien nada los conmueve o bien no están dispuestos a manifestarse participe en general de nada, porque tienen miedo a que sus palabras sean condenadas, supongo que por distintas razones.
Cada uno con sus límites y a su tiempo, pero disimular lo mucho con poco y viceversa, es un engaño absurdo, que sólo puede enfermar al embustero.

No te preocupes…

Esta realidad macabra puja por hacerte creer que todo debe ser Ahora y Ya.
Es imposible realizar tantas actividades a la vez. Es imposible hacerlo y no morir en el intento. Es imposible hacerlo sin sufrir el estrés, la depresión, la frustración de nunca alcanzar.
Todo es poco, nunca es suficiente, si tenes de un lado te falta del otro y probablemente nunca vas a conformar al reproche de la fugacidad aniquilante.
Conozco gente buena, que encima tiene que ser brillante en su actividad y acreditarlo, sana y esbelta en su físico, adinerada y generosa en sus derroches, pero equilibrada y tranquila en su demostración.
No se puede.
Yo prefiero hacer una cosa a la vez, dar gracias y crecer a consciencia en ese sentido, que pretender abarcarlo todo aunque sea por un segundo y no gozar de nada.
Se enferman, se mueren, se culpan por intentar mantener un ritmo de consumo e imagen inverosímiles de sostener.
Es absurdo ambicionar lo que “los otros nos exigen”, el ritmo de tu cuerpo, lleva el pulso de tu corazón y la verdad de tu mente, y sólo si los perdés te pueden dominar.

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Canto, desesperadamente canto/ con voz de tinta y letra de agonía/ rota por dentro, loca por fuera." Maria Elena Walsh

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