Epifanía del baño

Somos creadores de fronteras.
Lo exótico siempre está del otro lado, sólo hay que trasladarlo. Lo erótico va y viene. (Viento)
Descontextualizamos, y así las fronteras se pierden, pero a la vez se regeneran.
Cruzar sin pasar por la aduana, también tiene su precio.
Atravesar esos peajes, llevando y trayendo cosas.
Una delgada línea invisible, autoimpuesta o simplemente natural e inevitable.
Como lo que digerimos, que algún día lo eliminamos.
Como el lenguaje, la cultura, "lo personal o lo social", que entra para salir.
Como el espejo, el tiempo, el espacio, los modos, las formas.
Límites y contornos.
Metas.
SUEÑOS.
Barreras, que dividen, agrupan, restan, multiplican.
Símbolos, objetos, sujetos.
Materia, pero también energía.
Misterios en los electrones, en el universo, en los comportamientos.
Personas, hechos y personajes, que dan sentido al sentido, o tal vez se lo quitan.
Recorriendo, viajando, partiendo, volviendo.
Retornando.
Somos creadores de fronteras, en todo.

La falta por ilusiones

Todos los seres humanos, contamos intrínsecamente con una ausencia motivadora. Una suerte de imperfección que nos impulsa. Una carencia, algo incompleto.
Y lo buscamos durante toda la vida. Buscamos lo que nos falta.
Le ponemos mil nombres, pero, ¿Existirá?
Aquel que se sienta completo, dirá que sin dudas existe, pero habrá que sujetar sus conclusiones en el tiempo, para saber si realmente es así.
Ésta falta, no tiene porque ser algo frustrante, de hecho al contrario.
La ansiedad y el vértigo actual, tienden a condenar ese vacío o insatisfacción que se produce al indagar en el interior, en las causas, en el origen, en la profunda motivación que nos incita a realizar cualquier acción.
Si nos detuviéramos a contemplarlo, probablemente nos sorprendería comprender que la mayoría de las cosas que hacemos o dejamos de hacer, están íntimamente relacionadas con dicha falta.
El problema no es la falta, sino las cosas que hacemos para sustituirla.
Hay gente que no lo puede aceptar, entonces busca y necesita de la seguridad en el engaño de otros, en los ojos de otros, en el trajín cotidiano, en el tsunami de las responsabilidades y los hechos tangibles que no nos permiten evadir rótulos y significados, y que excluyen a lo inabordable, por no poder permitírselo, por no saber admitirlo, por no querer confesarlo: ¡¡¡Algo nos falta!!!

Paciencia, ya llegará.
Jejeje…, y cuando llegue, la nada, nos faltará.

Ser testigo

“Quien corre, no puede estar sentado. Quien está sentado, no puede correr.”

La mente no existe. Es más bien una sucesión de pensamientos. No es un lugar físico o intangible, sino un proceso, una acción: la de pensar. Esos pensamientos generan y despiertan emociones (se retroalimentan) y así vamos formando e involucrándonos en ideas, conceptos o esquemas que hacen a nuestra existencia. Uno tras otro, continuamente sin parar.
La mente se nutre de lo exterior, de lo que alguien nos dijo, pensó o vimos. De otras mentes. De lo que otras mentes quisieran, proyectan, buscan, anhelan, etc.
La mente, juzga, discrimina, parcializa, fragmenta, racionaliza, discierne, entre otras acciones.

También existen intervalos. Momentos de silencios. Acciones que nos abarcan por completo, y que mientras las realizamos no podemos pensar en algo que nos limite, ya que estamos inmersos en la experiencia. Hay infinidad de prácticas totalizadoras, que nos brindan perspectivas no duales.
Luego, hay gente que siempre se ve destinada a padecer el sufrimiento de considerarse minúscula, y hay gente que puede aceptar la distancia entre lo que “Es” y lo que le ocurre, entendiendo con gracia el arte de vivir.

Sofismas alegóricos

“En la tierra de Nunca Jamás, se está a salvo del tiempo, la edad y las responsabilidades, por eso se puede volar con el recuerdo feliz de algún sueño.”

La mirada de Medusa, seduce hasta convertir a sus encantados en estatuas.
Perseo escala el viento y las nubes, cubriéndose los ojos (¿cual Dios?), y desde allí, se vale de su escudo de bronce para ver el reflejo de Medusa, sin quedar petrificado.
Se eleva sobre lo más indefinido, y decapita al monstruo.
Luego, oculta celosamente aquella arma (la cabeza de medusa), para servirse de su poder, mostrándola sólo en casos extremos.

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Canto, desesperadamente canto/ con voz de tinta y letra de agonía/ rota por dentro, loca por fuera." Maria Elena Walsh

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