Chips instructores

“La naturaleza benigna provee de manera que en cualquier parte halles algo que aprender.” Leonardo Da Vinci

Cuan feliz me sentiría si pudiera incorporar chips en mi cerebro, los cargaría con la información necesaria para recibir el contenido de la materia o disciplina que quisiera aprender. De tal modo, me resultaría más fácil y sencillo adquirir los conocimientos que produzcan un cambio evolutivo, constante y necesario en mi devenir.
Pero, me puse a evaluarlo seriamente, y descubrí que sería algo contradictorio o al menos difícilmente articulable con la esencia de la naturaleza humana, porque un conocimiento tiene relevancia sobre todos los demás, incluso, es, en relación a los otros conocimientos o también en reciprocidad a las relaciones que promueve. O sea que una incorporación desmedida y espontanea de los mismos, produciría una resignificación en los otros, y cuando no, paradojas o contrasentidos, lo que probablemente conduzca a obsesiones u otras búsquedas compulsivas regadas de positivismo, carentes de misterios y de incertidumbres.
Digamos, la cuestión se complejiza más aun, si acertamos que al final de los mismos hay un encuentro sustancial, fruto del convencimiento o la profundización.
En definitiva, me animo a intuir, que la naturaleza nos proveyó de algo superior a la capacidad de (cual computadoras) instalar software en nuestro hardware. Eso superior, creo que no es el conocimiento aplicado, ni su teoría práctica, sino la posibilidad experimental e interpretativa, siempre abierta al proceso de aprender.

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Canto, desesperadamente canto/ con voz de tinta y letra de agonía/ rota por dentro, loca por fuera." Maria Elena Walsh

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