“La ligera paloma, que en vuelo libre corta el aire, cuya resistencia siente, podría imaginarse que lo lograría mucho mejor en un espacio vacío de aire.” I. Kant
Una palabra mal pronunciada, un gesto que no fue o una sonrisa hiriente, y la almohada no nos dejará dormir, a excepción claro de los perversos, ellos no sienten culpa.
La mayoría cree en el valor de la repetición, de la presencia, de lo anunciado, lo fuerte, lo seguro, lo evidente, lo tangible. Pura FE. Hay quienes alquilarían todos los parlantes del mundo, o todos los prime time de los canales más vistos, para poder decir su verdad.
En su afán, se olvidan del espacio transparente en que el lenguaje se dibuja.
Hay algo más poderoso que lo pronunciado. Jejeje. “Dios” irrefutablemente lo sabe.
La ínfima infinitud de la que hablo, se cuela por cualquier costadito, no necesita medios, ni palabras, ni sacrificios, ni dudas, ni peros, ni nada. No conoce límites, y lo domina todo.
Las señales más silenciosas, traen tempestades… (Abran los paraguas)
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