Oscurantismo pródigo

La mejor forma de someter a una persona, es hacer que caiga en consignas. Quitarle la perspicacia. Lograr que repita frases hechas. Robarle su espíritu crítico. No pensar. No tener peros. Tenerle miedo a la duda. Guiarse por los instintos. Escuchar su voz interior. No reflexionar.
Desde todos los costados te incitan a ítems, pero los más tristes son los que se autoimpone uno mismo.
Pobre, aquel que cree en sí mismo. Cree en su propio cambio, y aun así, reafirma lo igual desde la confrontación. Lo suyo no es ganar ni perder, y sin embargo mata por la espalda, sin tener otra piel a donde ir, porque su vida en flor no puede seguir, ya que criba tanto lo marchito, que necesita retroceder a una instancia de negación. De separación y patrones. Slogans, política pura. Resignación abusiva del limitado, del que conoce su propio idioma, que llama silencio, pero está plagado de unilaterales mandatos interpretativos. Para él serán contraseñas de sus lecturas, o salvoconductos de su propia “libertad”, para el resto, evidente infelicidad discursiva que se arrepiente así misma, por encontrarse dividida en su identificación. Pensar/Hacer/Ser.

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Canto, desesperadamente canto/ con voz de tinta y letra de agonía/ rota por dentro, loca por fuera." Maria Elena Walsh

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