Voy bailando sobre la política o lógica que domina la realidad, con la práctica crítica que transforme a la ilusión, al embuste, al engaño, a la adulación y al convencimiento, voy marcando el ritmo al contrapaso de los discursos preformativos que instan a la manutención del estatus. De este modo, uno irrumpe con su versión, acción, comentario u opinión, sabiendo que a través de la misma se genera una anomalía que inicia la apertura hacia lo desconocido. Ya no se trata de quedar bien, sino de partir de fundamentos adquiridos para poder causar efectos que formulen una nueva ubicación de los elementos que transigen la situación, ya sea individual, grupal, social, mental, espiritual o material.
En esa singular y precavida manera, añoro lo distinto, pues vislumbro lo original.
El resto, va detrás.
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