El que lo siente, no necesita pensarlo, entenderlo, simularlo. No tiene que comprar nada, ni pertenecer a ningún grupo. No necesita títulos ni credenciales. Nadie lo obliga ni lo presiona, no se estresa ni precisa estimulantes al hacerlo.
Tal vez, el resto, estamos haciendo que algo irreal funcione.
Dentro y fuera nuestro.
Defender la vida, no es tolerar a quienes atentan contra ella día a día.
Vivir, no es existir en parámetros impuestos, no es un convenio.
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