Así, sin centrarnos en nosotros y mucho menos en el otro, la tolerancia es un necesario punto de partida para ampliar las perspectivas que tanto nos limitan.
Todos en algún momento creemos que sabemos lo que el otro quiere, no siempre estamos en lo cierto.
El dialogo firme, claro, directo, sencillo, es la mejor manera de comprendernos, ya que no todos pueden discriminar un gesto, una forma, una mirada.
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