No somos nuestras posesiones o seguridades

No hay diferencias entre un sabio y alguien humilde. Ambos viven en la carencia, nada le es indiferente, todo lo agradecen, y sin establecerse en convicciones, les encanta la insegura libertad de aprender. Quizá sea muy difícil darse cuenta de quién es qué, pero hay una clave que nunca falla: hay quienes no necesitan justificar, ni excusar sus actos.
¿Cómo hacemos para identificar a un sabio?
Es aquel que puede desarrollar con igual gracia y maestría, acciones al parecer opuestas, y sin embargo, no necesita dar explicaciones, pues su vida en si misma, (y no en relación a…) es la respuesta equilibrada y alegre, a la variable contradicción de vivir.

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Canto, desesperadamente canto/ con voz de tinta y letra de agonía/ rota por dentro, loca por fuera." Maria Elena Walsh

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